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Alimentación, algo más que dieta sana

El Grupo de Profesionales de Educación y Salud de Santa Marta de Tormes integrado por profesionales de la Educación, la Psicología, la Salud y la psicóloga del Ayuntamiento han vuelto a reunirse para abordar, nuevamente, la problemática de la comida en los niños, pero esta vez desde otro punto de vista. 

Según señalan desde este grupo 'c
uando los niños y niñas entran en el colegio descubrimos que muchos de ellos presentan problemas de masticación, rechazan los alimentos que llevan para el almuerzo o no aceptan probar los alimentos que utilizamos para trabajar diversos contenidos del currículum (sabores, texturas…)'.

La primera pregunta que surge es ¿por qué?. Así, apuntan, 'cuando profundizamos, a través de las tutorías, en las costumbres y usos alimenticios de las familias nos encontramos con los siguientes bloques de situaciones:

  1. Las familias siguen haciendo uso  de medidas propios de la primera infancia: biberones, chupetes, papillas, abuso de comidas trituradas, panes blandos, zumos en lugar de  fruta…
  2. Malos hábitos educacionales relacionados con el momento de la comida: no sentarse para comer, que ninguna de las comidas diarias se realice con  el núcleo familiar; comer con juguetes; darles siempre para comer el mismo tipo de alimentos, tiempos muy dilatados….
  3. Respuestas familiares inadecuadas al solucionar los conflictos que surgen con la comida: Por un lado los padres ceden y el niño come sólo lo que le apetece y cuándo quiere, o no desayuna, o come siempre los mismos alimentos. Y por otro, buscan soluciones en pediatras y educadores, delegando su responsabilidad'. 
De esta forma, los expertos apuntan a que 'estas situaciones no sólo influyen en la nutrición de los niños, también generan consecuencias educativas que podríamos resumir en los siguientes apartados:
  1. La falta de masticación, la deglución de solo líquidos y triturados, el uso de chupetes y tetinas…, dificultan el desarrollo muscular del aparato bucofonador imprescindible para una articulación correcta, como son el emitir los sonidos débilmente, o realizar una pronunciación incorrecta. Muchas de estas familias, en esta primera etapa educativa, solicitan el apoyo de especialistas en audición y lenguaje, cuando con unos hábitos adecuados no surgiría el problema. Por otra parte, la falta de masticación correcta puede acarrear dificultades al tragar y provocar vómitos, lo que puede generar un rechazo a la comida y a probar nuevos alimentos.
  2. La falta de hábitos y normas a la hora de comer en grupo, por ejemplo, en el  almuerzo: comer con la boca abierta, sacarse la comida de la boca a medio masticar, hacer mucho ruido, comer de la mesa o del suelo el alimento que se ha caído…puede generar rechazo entre los compañeros con consecuencias en el inicio de las relaciones entre iguales.
  3. Cuando de manera habitual se cede a los caprichos de los niños, estamos creando una personalidad con escasa tolerancia a la frustración motivada por la falta de límites y normas, pudiendo presentar, además, poca capacidad de adaptación a situaciones nuevas (entrada en el colegio, nuevos amigos, normas de convivencia, situaciones de aprendizaje,…)'.
Por otra parte, recalcan, 'ceder en temas relacionados con la alimentación puede ocasionar graves problemas de aprendizaje. Por ejemplo venir sin desayunar de forma habitual tiene como consecuencia la falta de energía necesaria para realizar las tareas escolares (escucha, participación, juego, actividad, concentración, creación, deducción…)'.
 
Algunos consejos para tener en cuenta en la adquisición de hábitos alimenticios saludables:
           Respetar los periodos de  alimentación adecuándonos a la edad de los niños

  • Periodo lácteo, por ser la leche el único alimento. Desde el nacimiento hasta los 6 meses aproximadamente.
  • Periodo de transición,  donde vamos introduciendo la alimentación sólida.
  • Periodo de maduración digestiva. Hasta que se  termina la introducción de todos los alimentos en la dieta del niño momento en el que el niño puede comer de todo aproximadamente sobre los 24 meses'.
Cuando entran en el colegio han superado el último período, por lo cual deben ya comer todo tipo de alimentos con distintas texturas y elaboraciones. De este modo se favorece la masticación y los procesos de deglución adecuados que potenciarán el desarrollo  del habla.

De lo anterior se puede deducir que ya no deben usar ni biberones, ni chupetes. Los adultos debemos ayudar con nuestra actitud a lograrlo, gratificando el esfuerzo que hacen y no cediendo al chantaje. Es importante ser conscientes de las grandes ventajas que ello supone: mejora su pronunciación lo que favorece  la comunicación tanto en el ámbito familiar como en otros contextos; mejora su autonomía.

En el colegio se trabaja por currículum contenidos sobre alimentación, en los que se incluyen los hábitos alimenticios. Generalmente se lleva a cabo un programa de alimentación saludable en los almuerzos, en el que se dan pautas y consejos sobre este tema. Cumplirlos favorece tanto al individuo como al grupo, no solo en lo relativo a la nutrición sino al respeto de normas y adquisición de hábitos.

Ajustar los tiempos en las distintas comidas del día les ayuda a gestionar su propia actividad, adquisición que se ve reflejada en las aulas al llevar a cabo sus tareas en los tiempos marcados.

Es una realidad que unos buenos hábitos alimenticios tiene consecuencias más allá de lo meramente nutricional, abarcan aspectos sociales, educacionales, emocionales, de aprendizaje, de desarrollo de pensamiento... En definitiva, todas las áreas de la personalidad.